QUE HA DICHO DON JORGE CARVAJAL
Separacion- nulidad y divorcio son posibles en Chile...
LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y AUTONOMÍA MORAL
Don Jorge Carvajal , Gran Maestro de la Masonería de Chile, ha dicho:
La reciente declaración de la representante, esto es, la gran Gran Logia de Chile -suscrita por quien es su genuino maestro- ha acarreado numerosas intervenciones en diversos medios de comunicación, especialmente entre quienes defienden la acción de la Iglesia. La mayoría lo ha hecho sin llegar al fondo de los temas propuestos, sino más bien mediante diversas formas de descalificación, tanto de la declaración misma como respecto de quien la suscribe, incluso poniendo en duda su representación o procurando introducir elementos que pudieren llevar a la división de los masones en estas materias.
En el seno de la Masonería conviven armoniosamente personas de diversas creencias: protestantes, judíos, musulmanes, católicos, agnósticos, etc., y lo hacen practicando las conductas propias de la tolerancia. Tal hecho lleva, necesariamente, a que algunos no estén de acuerdo con el divorcio con disolución de vínculo, con el uso de la "píldora del día después" o con el aborto regulado, lo que revela el efectivo respeto masónico por el pensamiento y la convicción personal en materia de ética y moral. Pero todos los masones están de acuerdo y en favor de la libertad de pensamiento y la autonomía moral, cuestiones que la declaración defiende como patrimonio de cada hombre y mujer.
Es curioso cómo se califica de intolerante la acción de la Masonería por declarar su postura, mientras que -de hecho- se aceptaría que es una institución tolerante si mantuviera en silencio su opinión y, en consecuencia, otros sectores -como la Iglesia Católica- podrían actuar y pronunciarse libremente y sin contradictores.
Muchas quejas se han levantado por el uso de expresiones como "posiciones integristas" o "fundamentalismo renovado". El integrismo, de acuerdo al Diccionario Larousse, edición 2000, es la "disposición de ánimo de algunos creyentes quienes, apoyándose en la tradición, rechazan todo tipo de evolución"; el mismo texto hace sinónimo de integrismo el concepto de fundamentalismo.
El Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas de Torcuato Di Tella (ed. Puntosur editores, Bs. Aires, 1989), en el artículo dedicado a integrismo, entre otros aspectos, manifiesta: "Para comprender el integrismo hay que ubicarlo en la historia del catolicismo...", "Después del Concilio Vaticano II -donde el catolicismo busca una nueva manera de hacerse presente en la realidad-, los grupos integristas se indignan contra las evoluciones que, a su juicio, trastornan las bases de la tradición cristiana".
Los contradictores del pensamiento masónico argumentan en favor del derecho de la Iglesia Católica de dar a conocer su pensamiento y en contra de una supuesta intención de la Masonería de acallar tal voz. Parece que no leyeron debidamente la declaración. Por si hubiera alguna duda, es necesario repetirlo otra vez: la Masonería reconoce el derecho y la libertad de las personas para escoger y practicar la religión que mejor responda a sus inquietudes de tal naturaleza; nunca la Masonería ha buscado acallar expresión alguna de pensamiento, jamás ha condenado a institución o forma alguna de pensar y, si fuera necesario, defendería, como lo ha hecho múltiples veces por los medios a su alcance, el derecho de la iglesia a expresar sus ideas. (Aún subsisten cerca de 400 documentos de la Iglesia Católica -el último de noviembre de 1983- condenando a la Masonería).
Lo anterior no obsta para estimar que el llamado a los electores para no votar por los candidatos a parlamentarios que estén a favor del divorcio, de la píldora del día después o del aborto regulado, es indebido y rebasa el ámbito de una institución de acción espiritual y no temporal. Las incitaciones a los electores las hacen los partidos políticos, el gobierno o la oposición o las organizaciones de la misma índole.
Si el Parlamento rechazara el proyecto de divorcio con disolución de vínculo, decisión que todos debemos respetar -independientemente que por los medios que establece nuestro ordenamiento democrático, se procure más adelante modificar la ley-, el efecto se impone a todos, esto es, a partidarios y no partidarios del divorcio, puesto que nadie podría hacer uso de una opción inexistente. Por el contrario, si se aprueba tal institución, se respeta la opinión de todos, puesto que sólo los que sean partidarios del divorcio eventualmente harían uso de él, en tanto que los creyentes en la indisolubilidad del mismo no están obligados a hacerlo.
El artículo 16 Nº1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que hombres y mujeres pueden disfrutar del derecho de "disolución del matrimonio", y el artículo 30 preceptúa que ni el Estado, grupos o personas tienen derecho "para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración".
La Iglesia está en condiciones de probar que no desea imponer sino sólo proponer, aceptando públicamente, o no oponiéndose, al establecimiento del divorcio con disolución de vínculo
Ser adepto a una ley de divorcio, al uso de la píldora del día después o a la regulación del aborto, no es estar en contra de la estabilidad de la familia ni a favor de la promiscuidad sexual o de la incentivación del aborto. Es atender una realidad: las rupturas matrimoniales; es entregar una solución no abortiva para la planificación de la natalidad; es preocupación por la vida al buscar formas de detener la secuela de muertes por abortos clandestinos y es, básicamente, dar la opción de decisión personal en una materia en la que nadie puede sostener que posee la verdad.
Los resultados de estudios realizados por el International Social Survey Programme (Issp) y el apoyo del Centro de Estudios Públicos (CEP), conocidos la semana recién pasada, avalan plenamente nuestras opiniones. Los chilenos son mayoritariamente creyentes y católicos -cuestión que respetamos en plenitud-, pero a la vez, el 71% de los chilenos "cree que las autoridades religiosas no deberían influir en la forma que votan las personas"; la mayoría piensa que "el país sería mejor si la religión tuviera menos influencia"; finalmente, el 79% (66% de católicos) "creen que se debería autorizar una ley de divorcio".
DIVORCIO, NULIDAD Y SEPARACIÓN. CONSULTAJURIDICA.BLOGSPOT.COM, Rodrigo González Fernández
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