Vivir tras el divorcio
La primera sensación tras el divorcio es la desorientación. Esto genera angustia y un poco de temor.
Pero por mucha tristeza que se albergue se sabe que si algo terminó es porque no funcionaba y poner fin a una relación "insalubre", siempre es para bien.
Cuando una persona decide divorciarse necesita valor para comunicarlo y también siente dolor, tristeza y hasta culpabilidad.
El que está del otro lado y recibe la noticia, generalmente no está muy convencido o muy de acuerdo con la decisión.
Especialistas en el tema señalan que una mujer que se acaba de divorciar, debe recapacitar acerca de cómo reorganizará su vida. Tampoco debe dejar de tener en cuenta que si hay hijos de por medio, deberá intentar, junto al padre de los mismos, que éstos sufran la ruptura lo menos posible.
Una separación, ya sea de mutuo acuerdo o no, genera siempre un "duelo" que deben elaborar los miembros de una familia. Todos pierden algo, pero también ganan en otros aspectos.
Después del divorcio, la mujer debe necesariamente reorganizar su vida. Si no trabajaba, debe hacerlo y si lo hacía debe aumentar la carga de responsabilidades, dado que ya no compartirá sus finanzas y economía del hogar con su ex pareja.
En cuanto al tiempo libre, es normal que una persona que acaba de divorciarse se sienta algo perdida. Muchas personas en esas condiciones, en pos de no aceptar que están solas y les sobra tiempo, si no tienen hijos o ya son adolescentes, programen salidas constantemente.
Pero es importante que cada uno aprenda a estar a solas consigo mismo. También es igualmente importante no caer en depresiones ni refugiarse todo el tiempo en la casa.
Todo en su justa medida; tiempo para reencontrarse con uno mismo y tiempo para reencontrarse con amistades o terminar una profesión que estaba postergada.
Volver a formar pareja.
Volver a formar pareja después del divorcio no es nada fácil, pero tampoco es imposible. Sólo hay que darse tiempo. Aprender de aquellas situaciones en las que se ha fallado para no repetirlas.
Aun cuando la vida se trata de un eterno aprendizaje y nadie nace maduro, es fundamental tener la mente abierta y ser flexible.
Una mujer debe tener claro qué espera de su nueva pareja, qué está dispuesta a dar y qué va a conseguir y qué cosas no está dispuesta a ceder.
La clave es tomarse tiempo, el que sea necesario, para conocer a su nuevo compañero. No hay que correr a los brazos del primero que se presente y hay que poner especial cuidado cuando una relación se afianza y se decide presentar a sus hijos.
Hombres y mujeres viven el divorcio de manera diferente. Si bien no se puede generalizar, las mujeres que vivieron en función de la atención del hombre experimentan una fuerte sensación de fracaso personal, disminución de la autoestima y angustia extra cuando no se sienten preparadas como para seguir adelante solas.
En cambio, aquellas cuya propia valoración depende de logros obtenidos en otras áreas, como laboral, profesional, etc., se encuentran mejor equipadas para cuidar de su hogar y sus hijos, si los tiene.
Los hombres, por su parte, experimentan al comienzo marcados sentimientos de desarraigo y con frecuencia enfrentan una seria posibilidad de perder a sus hijos.
Es cuestión de tiempo y de repensar en todas las posibilidades. Aunque esto puede parecer sencillo, no resulta fácil para una pareja decidir ponerle fin a su relación. A menudo, antes de decidir separarse, se toman un largo tiempo para intentar resolver los problemas que existen. Sin embargo, en ocasiones no lo pueden hacer y deciden que la separación es la mejor solución.
En ciertos casos, cuando existen niños, ambos padres desean igualmente divorciarse, en otros uno de ellos realmente lo desea. Por lo general, ambos se sienten desilusionados porque su pareja no duró para siempre, incluso cuando uno de ellos desee separarse más que el otro.
Algunos niños tienen sentimientos encontrados acerca del tema, en especial cuando saben que sus padres no eran felices juntos. Y otros chicos pueden llegar incluso a sentirse aliviados cuando sus padres se separan, en especial si se peleaban cuando vivían juntos.
Es muy importante que los niños sepan que el hecho de que sus padres se hayan separado no significa que se han separado de sus hijos.
Si bien es cierto que un niño cuyos padres se han separado suele vivir con uno de ellos, pero siguen siendo su padre y su madre.
Vivir en pareja nunca fue fácil, sin embargo sigue siendo la mejor oportunidad para desarrollarse. Así se la considera la mayor aventura afectiva que se puede atravesar.
Si uno de los hijos de padres separados pasa la mayor parte del tiempo con uno de ellos, también puede suceder que uno de los padres visite al hijo en la otra casa o vayan de paseo.
La reacción de los chicos
Muchos niños no desean que sus padres se divorcien. Otros tienen sentimientos encontrados, en especial cuando saben que sus padres no eran felices juntos.
Dos de cada tres hombres dependen emocionalmente de las mujeres con las que han convivido y pueden encontrarse sin recursos psicológicos suficientes como para enfrentar la angustia del divorcio.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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